domingo, 10 de abril de 2016

Ristretto, New York en Navidad y vos.

¿Te acordas la primera vez que nos vimos? Que era viernes y que teníamos café, un día gris y  que era nuestro New York en navidad cuando en realidad era microcentro con frío, lluvia y lucesitas. Me acuerdo de momentos vividos, un año y meses de felicidad mutua, de tus gustos por el café Ristretto en ese barcito cerca del Obelisco, de la larga cadena de mensajes, llamadas e histeriqueo mutuo, de un mes y bastantes días  separados, de tu libros viejos de Cortazar, los domingos en la cancha viendo a ese equipo de la B y como mentías diciendo siempre una excusa nueva para evitar que te regañe por llegar tarde al lugar de encuentro que teníamos, ya que vivíamos lejos el uno del otro, pero tratábamos de vernos casi día por medio hasta que decidimos mudarnos a tu departamento. 

Hoy le comentaba a una amiga que siempre que nos veíamos me decías que querías verme alguna vez en la feria del libro hablando sobre mis escritos y que escriba sobre vos, sobre nuestra relación de idas y vueltas, sobre todo lo que vivimos, nuestras primeras veces y todo eso que me animo a contar como anécdotas a nuestros amigos en común ¿Sabes lo que me dijo? Me dijo que me concentrara en soltar, que no piense en ti ni en las vacaciones que estábamos planeando para ir a la Tomatina para mi cumpleaños numero 24 y que no viva mas en tu departamento de la calle Gascón porque que me hace mal a mi, a la terapia y sobre todo a Fede, la persona que estoy conociendo hace un par de semanas, si me estoy viendo con alguien pero no es como vos y nuestra relación tampoco es diferente, algo normal e incluso diría aburrida, los economistas son aburridos, no hay bares en Palermo a media noche tampoco plazas donde tomar una cerveza o amigos con quien hablar sobre el ultimo libro de aquel escritor poco conocido o el ultimo recital de Onda Vaga en el Konex. 

 Ahora que no estas mas, estas afuera como le digo, me encantaría decirte que te pido perdón de las mil maneras posibles por no acompañarte a la cancha a ver tu club, de no haber leído ninguno de tus libros favoritos en cambio vos si y de no haber compartido un Ristretto estando juntos en ese café pero también te pido perdón por ambos al ver como nos abandonamos y meses después, de no saber nada el uno del otro, nos encontramos en una situación horrible de vos pidiendo volver, de camas de hospital, de transfusiones, de terapias y cosas que no me gustaría volver a repetir pero insistimos a tal punto de querer que funcionara porque creíamos que el amor era mas fuerte que cualquier cosa pero tu cuerpo dijo basta y te fuiste como todo lo que planeamos pero los recuerdos están ahí siempre como todo lo tuyo en su lugar, siempre te extraño, Mabel la gata horrible persa que tenias, tambien y Baires es un lugar feo sin vos. 


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